Ser maestro, maestra, profesor o profesora siempre ha sido una tarea laboriosa y difícil aunque mucha gente no se lo crea. De hecho, una tarea difícil es ser un buen maestro o una buena maestra y enseñar bien. Aunque en el imaginario colectivo hay la idea que se trata de un trabajo sencillo porque se trabaja con niños o adolescentes, con muchas fiestas y vacaciones y de fácil quehacer. Pero lo cierto es que la educación de los niños y adolescentes siempre ha sido una tarea ardua y hoy día más compleja. Cualquier persona que entre en una aula podrá comprobar que ponerse ante muchos niños y niñas o mejor aún, adolescentes, no es jugar y cantar, sino que se trata de una tarea laboriosa, de conocimientos de muchos aspectos y como decíamos de una complejidad creciente. Y también de un trabajo paciente, si se hace bien. Y, a lo largo del siglo XXI la sociedad se ha hecho más compleja y, por lo tanto, hacer de maestro también ha asumido, todavía más, grandes cotas de complejidad (y a veces, en algunos lugares, de peligrosidad).

0 comentarios:
Publicar un comentario